lunes, 31 de mayo de 2010

HOME: Una Enseñanza Para El Hombre

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Un hogar para todas las personas, la cual llamamos la Tierra, se nos ha dado la vida, como un milagro del universo que empezó hace 4.000.000.000 de años.

Una cadena de sucesos que permitieron que cada día se formara este bellísimo lugar donde habitamos, pero que ha perdido su encanto debido a la inconsciencia quizás, de nosotros mismos. Grandes majestuosidades sin descripción alguna, quedamos impactados ante la existencia de cosas y hechos espectaculares que solo nos puede brindar, este nuestro hogar.

En él existen seres vivos tales como las cianobacterias, diminutos seres vivos que tienen la particularidad de ser la única que tiene la capacidad de volverse hacia la luz y captar su energía. Esta diminuta alga y sus miles de millones descendientes van a cambiar la tierra.

El ciclo del agua, un ciclo que se repite eternamente, que nunca se rompe que permite que siempre exista la misma cantidad de agua en la tierra. El agua y su vínculo con el aire son inseparables, todo se comparte.

El 70% del gas indispensable para los pulmones del ser humano provienen de las algas que colorean la superficie de los océanos, de los cuales también nacen los corales que surgen de la unión entre el alga y la concha. Estos corales cubren menos del 1% de la superficie de los océanos, pero albergan miles de peces, algas y moluscos. El equilibrio de los océanos depende de los corales.

Se necesitó más de 4.000.000.000 de años para crear el árbol, una cultura viviente perfecta, el único con un movimiento perpetuo hacia el sol, y heredó de la cianobacteria la captación de la luz del sol. Tras más de 80.000 años el hombre logra asentarse en la tierra, escoge sus lugares, en su mayoría húmedos donde exista la pesca y la caza para su supervivencia. La mayor parte del hombre vive en las costas, alrededor de los ríos, lagos y mares.


En la actualidad 1 de cada 4 personas vive como el hombre podía llegar a vivir hace 6.000 años, sin ninguna energía, salvo al que le proporciona la naturaleza con el paso de las estaciones.
En menos de 10.000 años llegó la agricultura, ésta fue la primera gran revolución y con ella se fundaron las civilizaciones y las ciudades.

Hoy en día, la agricultura sigue siendo número uno en el mundo, la mitad de la población humana aún cultiva la tierra y más de las ¾ partes lo hacen a mano. Es una tradición que va de generación en generación y la vida e la humanidad depende de ella.

En 50 años, hemos modificado la Tierra, en los últimos 60 años la población del planeta se ha casi triplicado y millones de hombres han cogido su rumbo hacia la ciudad.

Tsen-Sen, Shangai y New York, ciudades extremadamente desarrolladas, símbolos de avances tecnológicos, construcción y explotación de energía.

En la producción y explotación de petróleo, las máquinas reemplazan los hombres, la mano de obra que realizan 100 pares de brazos se transforma y es equivalente a la energía que puede producir 1 litro de petróleo en un día.

La producción campesina domina en todo el planeta, el 70% del agua que consume todos los seres humanos es acaparada por la agricultura, y ningún manantial se logra escapar de esta.

Los monocultivos atrae una serie de parásitos, que gracias a la petroquímica se pueden exterminar con los pesticidas. Aunque la mayor parte de estos productos son tóxicos, se esparcen por el suelo, las plantas, los animales, el agua de los océanos y además es nocivo para el ser humano.

Nuestro planeta nos ofrece cultivos, energía, tecnología, alimentos provenientes de los animales y en los últimos años la educación ha sido un tema de gran cobertura en todo el mundo. Hoy, hay más niños en las escuelas dejando el analfabetismo en aquellas ciudades más pobres y países subdesarrollados de todo el planeta, y en otros países con enormes desarrollos hombres con ganas de aprender aun más en las mejores universidades de todo el mundo, para ser explotados en innovación e investigación.

El desarrollo de energía renovable es una de las propiedades que nos aqueja hoy en día, y varios países como Nueva Zelandia, Islandia, Suecia y otros más se han unido a este llamado, a una alternativa que si bien no va a reconstruir lo que se ha gastado si va a contribuir a reutilizar lo que tenemos hoy y en nuestras manos.

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